20/01/2010

Medicación

En una entrada anterior comentaba que habíamos empezado un tratamiento farmacológico para nuestro hijo. Como hace tiempo que tengo descuidadas mis bitácoras (tengo muchas y ya se sabe que quien mucho abarca...) no he contado nada sobre este tratamiento. Vamos a ello.

El tratamiento con metilfenidato fue un fracaso absoluto. No sólo no produjo ningún efecto beneficioso sobre su atención, sino que en el colegio nos dijeron que estaba como "ido", que no era él. Estaba apático, con la mirada baja, sin hablar... La profesora nos llegó a decir que casi prefería que volviese a la situación anterior, con sus interrupciones intempestivas en clase. Nosotros notamos efectos adversos: tics en la cara, falta de sueño, nerviosismo. En definitiva, el neuropediatra decidió suspender el tratamiento, pero sugirió probar otra cosa, otro medicamento, la atomoxetina. (No quiero dar nombres comerciales, pero si a alguien le interesa, con buscar en Google lo encontrará fácilmente.)

Él mismo nos dijo que si el metilfenidato no había sido eficaz es probable que esto tampoco. Había suspendido una cantidad semejante de tratamientos de uno y otro medicamento. Al menos este nuevo medicamento, que tiene una retahila de efectos adversos muy semejantes al otro, no es psicótropo, no provoca tolerancia ni adicción y se puede suspender súbitamente sin efecto rebote. Estamos en la tercera semana de tratamiento y no hemos notado nada, ni bueno ni malo. En todo caso, como la dosificación va aumentando progresivamente, aún es pronto para decir nada, ya que no hemos alcanzado la dosis máxima (1,3 mg/kg, será a partir de la semana que viene). Soy escéptico.

Seguiremos informando.